Los humanos poseemos el don del lenguaje y nos dividimos a su vez en dos tipos: los que lo cuidan y lo abrigan cada noche para que no se resfríe y los que apenas lo usan y lo reducen a un máximo de 30 palabras (entre las que destacan; cerveza, penalty, churri y polvete) más un sinfín de gruñidos neandertales que usan descontroladamente mientras conducen y/o copulan.
Sería muy fácil poner ejemplos de estos últimos, pero si tengo que elegir, y eso hacemos a diario, elijo el primer tipo humano, cuestión de gustos.
Y entre este selecto y reducido grupo, empezaré por citar a una mujer, no por nada, sino por todo.
¿Qué hubiera sido de la humanidad sin la aportación, callada muchas veces y en segundo plano la mayoría, de las mujeres singulares, desde Lucy a Marge Simpsom?
No quiero ni pensarlo.
Incluyo dos ejemplos de su genial ironía:
I like a Martini
Two at the most
Three I´m under the table
Four, I´m under the host
(Me gusta un Martini
Dos como máximo
Tres y estoy debajo de la mesa
Cuatro, y estoy debajo del anfitrión)
"El aburrimiento se cura con curiosidad. La curiosidad no se cura con nada"
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Otro singular destacado es Francisco de Quevedo. La siguiente frase así lo demuestra. No se pude decir más con menos.
"Si quieres que te sigan las mujeres, ponte delante."
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Singular entre singulares, Groucho Marx. Podría dedicar el blog entero a sus genialidades, pero me quedo con esta que no es más (ni menos) que un alegato contra la mediocridad.
"Bebo para hacer interesantes a las demás personas"
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Pero mis singulares favoritos son los anónimos, gente esforzada que luchó contra sus circunstancias , contra su tiempo y su entorno, casi siempre con escasos medios y enormes trabas. Un ejemplo es Evelyn Ryan, una madre americana de los 50 y 60 que gracias a lo que ella llamaba "el don que tengo para las palabras", consiguió ganar miles de dólares en metálico y en premios en concursos que montaban las corporaciones para promocionar sus productos. Su ingenio hizo que su numerosa familia sobreviviera a pesar de la pesada carga de un marido, violento bebedor. En el año 2005 se estrenó una película basada en la vida de esta mujer singular: The Prize Winner of Defiance, Ohio, para mi gusto se queda corta a la hora de profundizar en la verdadera realidad de vivir junto a un maltratador, cubriendo con un barniz de dulce abnegación la personalidad de la protagonista. Pongo una muestra de su ingenio en esta frase que dirige a su marido:
"No necesito que me hagas feliz, sólo quiero que me dejes sola cuando lo soy"